Llegar a Suecia fue un pequeño gran drama. Debimos volar, desde Santiago de Chile, un domingo para llegar el lunes en la tarde, ya que corría el sábado 12 de abril 2014, no obstante llegamos de madrugada y en jueves, 2 días antes de la carrera. ¿Por qué? Porque Air France canceló el vuelo. Fue así que pasé días de ir al aeropuerto con maletas, buscando desesperada irme en cualquier oportunidad, como fuera. Evaluamos Madrid‐Barcelona-‐alguna ciudad en Alemania-‐Ámsterdam-‐Estocolmo o Roma‐Paris‐Frankfurt‐Estocolmo, etc. Todos de 2 días viajando y total: NO había lugares. Así la historia, llegue con el Jet Lag a todo lo que daba… ¡Ni hablar! a reponerse lo mejor posible y darle a morir. Ese mismo día en que llegamos, seguía encontrarnos con Vicente García Beneito (una máquina de correr) y un lindo ser humano. Corredor español que hace el Grand Slam este año también (5continentsgrandslam.com) y que ganó el 4 Desert Serie en 2012. Después del encuentro, no quedaba más que ir a cenar y descansar para la carrera. Sábado 9:00 pm: 11 horas de correr que ya se sienten en las piernas, unos 90 kms de subidas y bajadas, bosque, piedras, raíces y un musgo hermoso, típico de los paisajes Nórdicos. A esa hora, se suelta la lluvia y con ello se esfuma la determinación de muchos de terminar los 160Kms. 51% de abandono (aprox. 60 corredores) o algunos de ellos decidieron cambiarse a 80 kms, muchísimos ¿no? Es curioso que cuando las cosas están a la mano, las personas suelen ser menos exigentes consigo mismas, y es que TEC 100 es un 50 y 100 millas (80 y 160 kms) de vueltas de 10K… ¡SÍ! pasas 16 veces por una carpa calientita, con comida y espacio para echarte a dormir. ¡UY! Difícil convencer al cuerpo para seguir, máxime si llueve 7 horas de noche cuando ya llevas muchas otras afuera. Para las 12 de la noche, el bosque era tenebroso, no por haber peligros en él, sino porque el lodo y el musgo, que escondía raíces, resbalaba como jabón. La posibilidad de torcerte el tobillo y/o irte de boca, era MUY real. Para esas horas, yo iba bastante bien (término relativo en el ultra), con un dolor insoportable en la planta de los pies, ciega como un topo… ¡qué rollo el mío con la pésima visión nocturna! En verdad necesito un frontal de minero para correr. Y es que en estas carreras pasan muchas cosas constantemente. Como para contar… había sentido una contractura muy fuerte en el cuádriceps de la pierna izquierda desde el km 70 y me dije: ¡MADRE MIA! faltan 90kms y me debo cuidar como gallo fino porque en 6 semanas corro otros 160k en el desierto de Atacama, conocido por destruir a cualquiera… Así que fui lidiando con el dolor físico, lo ciega que iba, lo tedioso de dar vueltas como hámster, la lluvia, las ranas que salían por todos lados y las ganas inmensas de terminar y sobre todo, cuidarme de las caídas, con el pensamiento en Atacama. Cristian Sieveking, que fue de pacer, me acompañó 4 vueltas (del km 90 al 130). Creo que en este caso era mejor correr sola. Siento que cuando es equipo de apoyo, porque se requiere para completar una tarea de esta naturaleza, está genial; pero en este caso, sola me exijo más, mantengo mejor el ritmo y dejo que mi mente se vaya a ese lugar (que conocen los que hacen distancias largas) donde el cuerpo obedece aun con todo en contra. Me voy sola con una luz terriblemente mala en la vuelta 14. Cuando llego al check point, faltando únicamente dos vueltas como a las 4 ó 5 am, él (Sieveking) había avisado a la organización que yo venía sola y con muy mala luz. Pasó volando, como siempre, y me dicen: ¿Quieres alguien que corra contigo con buena luz? “¡OBVIO! Si no veo ni madres allá afuera y ya perdí mucho tiempo por ello”. Y junto con mi “SÍ OBVIO” va un: “Pero que se apure porque yo no me espero”, jajaja. En eso sale un señor de más de 50 años, sueco, con una lámpara magnífica. Corremos, medio conversamos… Noto que es un hombre amable. Él me sigue, además de que se ajusta a todas mis demandas. En medio del bosque veo geles tirados, algo de basura y le pregunto: ¿Esto lo limpian pronto verdad? (¡qué tal mi plática para un kilómetro 150!). Él me dice: Sí, yo lo hago. Entonces me quedo con la idea de que es una especie de voluntario, miembro del staff o algo así. Para cuando cruzo la meta, 21:50 hrs después, con un 5to lugar femenil maravilloso. Nos vamos al hotel que afortunadamente está como a 500 metros, me baño, duermo 2 ó 3 horas y me voy a la meta de nuevo a buscar a aquel hombre que me ayudó tanto y que no alcancé a agradecerle como corresponde. Le doy un abrazo, le doy las gracias e inmediatamente pregunto por Coyntha Sedvall, una chica mexicana que vive en Suecia, quien me ayudó muchísimo con traducir todo lo que estaba en sueco y con mil detalles de la reserva, información del terreno, etc. Ella corría las 100 millas también. Me dicen que acaba de salir para dar la última vuelta: ¡QUÉ ALEGRIA! Con un abandono de la mitad, ella es una heroína que sigue en la batalla. Finalmente, cuando la veo (hizo 29:12 hrs) me dio mucho gusto… fotos con la bandera, abrazos y ahora sí: a descansar. Al día siguiente me llega un mensaje de Jan-‐Erik Ranström a través de Coyntha, que para no perder el sentido se los transcribo: “¿Puedes enviarle un saludo de mi parte? Y decirle que fue fantástico para mí y muy interesante el haber podido ser su pacer en sus dos últimas vueltas, a pesar que yo no hable mucho. Yo entiendo inglés bien pero se me traba la lengua un poco, especialmente cuando había estado despierto por 24 horas. Cuando al final de la primer vuelta ella me preguntó si quería ser su pacer en la última vuelta, lo tomé yo como un honor hacerlo. Nahila Hernández y Coyntha Sedvall Me puse un poco nervioso debido a mi cansancio y traté de evadir ayudarla, a veces puede uno ser un poco cobarde cuando hay mucho cansancio. Pero al final de cuentas lo haces y resulta mucho mejor de lo que esperabas”. Este hombre no era el que hacía de barredora en la carrera (como yo pensé), es un corredor con 2do lugar en el récord de 48 horas sobre pista de 400 metros. Corrió una carrera de 6 días el año pasado en Francia, en una pista de carros. Es un gran militar ultramaratonista de mucho prestigio en Suecia. ¡QUÉ BELLEZA! ¿NO? Cuando veo atletas y personas que se creen seres superiores por tener ciertos logros deportivos, cuando veo atletas y personas incapaces de reconocer en lo público y en lo privado los logros de otros con sinceridad y humildad, están estos otros que tienen la grandeza propia, así como la nobleza de ayudar y reconocer a otros. También Coyntha escribió su historia de esta experiencia: “Mi primer 100 miles fue un gran reto. El no saber a lo que te enfrentarás y el temor a lo desconocido me hacen más fuerte. Entrené bien, hice todo lo necesario y estaba preparada para el gran reto. Fue duro, tuve dolor constante durante 10 horas. Pero solo existía una cosa en mi cabeza: llegar a la meta. Junto con mi equipo lo logré, a pesar del dolor y cansancio físico. La mente es más fuerte de lo que creemos y me demostré a mí misma que soy capaz de lograr lo que me propongo. El primer reto está completo. Ahora voy por mi próximo 100 miles en julio. Tengo el propósito de completar The swedish 100 miles challenge, que es una carrera de 100 miles en cada estación del año. Primavera está lista. ¡Vamos por la de verano!, ¡Sí se puede!”. Gracias Coyntha por toda tu ayuda con la lengua sueca y la logística. Ya nos veremos por el mundo… Gracias a todos mis patrocinadores: VW, Movistar, Sport City, Brooks, Garmin, Cuadrilátero, Petzl, Lurbel, Raidlight, entre otros. Ya conquistamos el primer continente con un costo de 2 uñas menos y… ¡vamos por el segundo! Estemos en contacto en: rompiendo-limites.com, nahilarun.com
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Sobre NahilaNahila Hernández es una de las mejores ultramaratonistas del mundo, recientemente regresó de Egipto donde participó en el Sahara Race (250 Km), uno de los ultramaratones más duros del planeta. Archivos
Septiembre 2014
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